Sunday, September 29, 2013

Nóaj y Abraham (Noach and Avraham)

The Guiding Light - Nóaj (Génesis 6:9-11:32) Por Yehonasan Gefen "Estas son las crónicas de Nóaj; Nóaj era un hombre recto, perfecto entre los de su generación. Nóaj caminó con Dios" . Nóaj era la persona más grandiosa de su época, la única que merecía ser salvada del diluvio. Sin embargo, nuestros sabios comparan desfavorablemente a Nóaj con Abraham Avinu en muchos lugares . ¿Cuál es la diferencia entre estos dos grandiosos hombres? Rashi trae un Midrash que contrasta a Abraham con Nóaj. Respecto a Nóaj, la Torá dice: "Nóaj caminó con Dios", lo cual significa que él necesitaba ayuda en su servicio divino. Pero respecto a Abraham, Dios dijo: "Camina ante Mí", lo cual significa que Abraham podía fortalecerse a sí mismo mediante sus propios medios. Los comentaristas explican que Abraham era proactivo y que tenía motivación propia; no necesitaba cosas externas que lo estimulasen a servir a Dios o a ser bondadoso. Nóaj necesitaba circunstancias externas que lo empujasen hacia adelante en su rectitud . Rav Eliahu Dessler zt"l se explaya en esta idea. Escribe que Nóaj es llamado "ish tzadik" (hombre recto), mientras que Abraham es "ish jésed" (hombre de bondad). Nóaj realizó increíbles actos de bondad en el arca, como por ejemplo el alimentar a cientos de animales durante muchos meses. Sin embargo, Rav Dessler dice que eso sólo era tzédek, era lo correcto de hacer; es decir, él había cumplido con su obligación; su actitud no provenía de un incontenible deseo de dar, sino que había sido una reacción ante las necesidades de otros. Su bondad era reactiva en el sentido que sólo ayudaba a las personas cuando acudían a él o cuando sentía la obligación de hacerlo. Abraham, por otro lado, no realizaba sus actos de bondad por obligación, sino que los hacía porque sentía un incontenible deseo de dar . Su bondad era proactiva. Esta diferencia entre Abraham y Nóaj no se restringe sólo a la bondad en el ámbito físico, sino que también se extiende al ámbito espiritual. Sforno escribe que Nóaj criticó a la gente de su generación, pero no hizo nada al respecto. "No les enseñó a otros a conocer a Dios ni a conducirse en sus caminos". Consecuentemente, no tuvo suficiente mérito como para salvar a toda la generación . Abraham, por otro lado, fue mucho más allá del llamado del deber y le enseñó al mundo a conocer a Hashem . La bondad de Nóaj era reactiva. ¿Cómo una persona que llega al nivel de bondad reactiva no es capaz de avanzar para alcanzar el nivel superior de dar proactivamente? La respuesta a esto se encuentra en el nombre de Nóaj. Sabemos que el nombre de una persona nos enseña sobre su esencia; la palabra “Nóaj” significa “cómodo”. No es fácil tomar responsabilidad por algo sin que te hayan llamado a hacerlo. La inclinación negativa encontrará muchas excusas para impedir que asumas una misión desafiante, pese a que la verdadera razón para evitarlo es el deseo de comodidad. Rabeinu Behaye, el grandioso autor de Jovot Halevavot (Los deberes del corazón) , cuenta que él se vio enfrentado al mismo desafío. En la introducción, dice que después de planear escribir dicha obra cambió de opinión, citando una gran cantidad de razones: "Pensé que mis poderes eran demasiado limitados para entender correctamente las ideas. Además, yo no poseo un estilo elegante en árabe, que es el idioma en que sería escrito el libro… Temí estar embarcándome en una tarea en la que sólo lograría el éxito exponiendo mis defectos… Por lo tanto, decidí abandonar mis planes y revertir mi decisión". Sin embargo, reconoció que quizás sus motivos no eran absolutamente puros: "Comencé a sospechar que había elegido la opción cómoda, buscando paz y tranquilidad. Temí que quizás lo que había motivado la cancelación del proyecto había sido realmente el deseo de la auto gratificación, el cual me había llevado a buscar reposo y tranquilidad, a optar por la inactividad y a quedarme de brazos cruzados". Para el eterno beneficio del pueblo judío, finalmente decidió escribir el libro. Las razones que citó en un principio para justificar su decisión de no escribir el libro parecen ser justas y lógicas. Pero él fue capaz de reconocer que, en su nivel, estaban manchadas por un deseo de comodidad. Nosotros también tenemos buenas razones por las que elegimos ignorar oportunidades para ayudar al pueblo judío, pero debemos ser extremadamente cuidadosos para asegurarnos que no estamos siendo perezosos. Imagina cuántos excelentes trabajos o grandes iniciativas nunca se materializaron debido a la pereza. Otra cosa que obstaculiza nuestra proactividad es una equivocada confianza en Dios. Muchas veces uno espera que Dios le entregue en bandeja el propósito de su vida; sin embargo, la historia nos demuestra que los grandes pilares del mundo de la Torá no tuvieron esta actitud, sino que vieron los problemas que había en el mundo y decidieron moverse para rectificarlos sin esperar que les comandaran hacerlo. Gente como Rav Aharon Kotler , el Ponevitcher Rav y la Rebetzin Sarah Shenirer emularon a Abraham Avinu y tomaron la iniciativa de construir instituciones de Torá. Estas instituciones reforzaron la Torá y le permitieron al pueblo judío sobrevivir la embestida espiritual del Iluminismo y la embestida física del Holocausto. En nuestra generación, no hace falta buscar muy lejos para encontrar oportunidades para mejorar el mundo de alguna manera. Pero no debemos esperar que nos pidan hacerlo; si esperamos, es posible que la oportunidad nunca se materialice. Dios quiere que abramos los ojos y que actuemos antes de que nos pidan. Nóaj fue un gran hombre, pero no se transformó en el progenitor del pueblo elegido. Fue bondadoso, pero sólo después de que le pidieron que lo fuera. Criticó al pueblo, pero sólo después de que Hashem le dijo que lo hiciera. Se comportó como una persona reactiva, quien necesita que las circunstancias externas lo empujen hacia la acción. Abraham Avinu en cambio, no necesitaba que lo motivaran para servir a Hashem. No esperó que las personas acudieran a él para enseñarles Torá. Alcanzó el nivel de bondad verdadera gracias a un gran esfuerzo. Por lo tanto, nos corresponde a nosotros, sus descendientes, emularlo y buscar oportunidades para hacer una diferencia para el pueblo judío.

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